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  • Departamento de Filosofía

¿Por que tengo que ser buena/o?, por Nura Ortiza, 3º B

Desde muy pequeños nos han repetido que tenemos que ser buenos, que tenemos que compartir nuestros juguetes, ayudar a nuestros amigos, hacerle caso a nuestros padres y profesores…; hemos estado siempre rodeados de cuentos, canciones y leyendas donde los “malos” reciben infinitud de castigos: si no eres bueno no te traerán regalos en navidad, si mientes, como Pedro el pastor, nadie te acabará creyendo y el lobo matará a tus ovejas etc. Conforme vamos creciendo nos siguen diciendo que tenemos que respetar a nuestros iguales, ser responsables y solidarios; si vivimos en una familia religiosa también nos dirán que así alcanzaremos el cielo. Pero más allá de todo eso, si no existieran castigos inmediatos o un premio en el más allá, ¿tendríamos razones para seguir haciendo el bien? Es más ¿qué es el bien?, ¿es el mismo en todo el mundo, o ha sido el mismo siempre?


El buen comportamiento es aquel que sigue los valores morales que consideramos indispensables a día de hoy: la dignidad, igualdad, respeto, justicia, lealtad, responsabilidad, solidarida. Una sociedad no regida por estos valores será, claramente, una sociedad más violenta, más infeliz. Por ello, las personas, aún no siendo creyentes, persiguen, premian y promueven esos valores morales buscando esa armonía o bienestar colectivo.


Pero al mismo tiempo hay que reconocer que son relativos, no solo porque a veces, muchas veces, entren en conflicto (¿qué antepones, la lealtad hacia un amigo que deja a alguien en ridículo, o la dignidad de este tercero?) sino porque entre sociedades las definiciones o interpretaciones de estos valores cambian. Esto es evidente si contrastamos las diferentes normas, leyes o códigos de conducta de distintas naciones, pero no solo varía en el espacio, también en el tiempo.


A lo largo de la historia hemos podido observar claramente grandes cambios en conceptos como el de igualdad: en el sur de Estados Unidos, hace menos de un siglo, los negros no podían entrar a un restaurante “de blancos” o ir a las mismas escuelas. Y sin ir tan lejos, hace tan solo tres años que la transexualidad dejó de considerarse un trastorno mental. A día de hoy, creo que un buen ejemplo de las consecuencias que tiene para una sociedad dejar estos valores de lado es todo lo que ha pasado en Estados Unidos este último año, desde el movimiento contra las mascarillas, que antepone la “libertad individual” a un bien común y a la salud de los más vulnerables, hasta los movimientos supremacistas blancos claramente en contra de la dignidad e igualdad, pasando por la promoción de la violencia como modo de resolver conflictos o desacuerdos, como el reciente asalto al Capitolio etc. Todo ello ha generado grandes conflictos en el país y ha afectado mucho a la imagen global de este, alejándose completamente de aquella imagen del país democrático de grandes oportunidades (“el sueño Americano”).


En conclusión, no hace falta que busquemos motivos religiosos, somos buenos porque en el fondo sabemos que de eso depende la estabilidad y el bienestar en nuestra sociedad, lo que en definitiva nos permite, por norma general, tener una vida más tranquila y feliz.


49 visualizaciones2 comentarios

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2 Comments


josepgf
Feb 15, 2021

Un contenido bien dirigido, oportuno e interesante. La composición está muy lograda, así como la expresión. Podremos hilar aún más fino en cuanto le cuente unas cosillas sobre periodización. Excelente, en todo caso.

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eugeniopa
Jan 29, 2021

Una reflexión muy interesante sobre los valores morales que mejoran nuestra vida en sociedad. Y muy actual.

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