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  • Departamento de Filosofía

La Pena de Muerte - Dani de Cubas. 1º Bach.

Recientemente he realizado un trabajo para la asignatura de castellano, en el que tuve que posicionarme a favor o en contra de la pena de muerte.

A pesar de que inicialmente tenía mi postura clara, estaba a favor de la pena de muerte, durante el desarrollo del trabajo me surgieron muchas dudas al respecto.


Durante una comida familiar, quise saber si opinaban lo mismo que yo, es decir que estaban a favor, para mi sorpresa me encontré con una exposición de hipótesis que hicieron replantearme mi posición inicial.


En el debate familiar surgieron algunas cuestiones como; ¿Si mato a un delincuente merezco la pena de muerte?, ¿Si un padre mata al secuestrador de su hijo merece la pena de muerte?, ¿Si mato a alguien en defensa propia merezco la pena de muerte?, etc.


Estaba claro que no me encontraba ante una decisión blanca o negra, sino más bien llena de grises que se balanceaban dependiendo de las situaciones o contextos.


El debate me llevó a indagar sobre los argumentos a favor y en contra de la pena de muerte, y si eran argumentos respaldados por datos objetivos.


Tres argumentos podrían sostener la conveniencia de la pena de muerte, el primero de ellos sería el económico, es mucho más costoso mantener a un preso mediante una cadena perpetua, que ejecutarlo y acabar con su vida. Este argumento, a mi modo de ver, aunque cierto, no es lo suficientemente sólido para privar a un preso de la vida.

Por otra parte, existe un argumento de tipo punitivo, con el que conseguiríamos resarcir a los familiares de las víctimas, e incluso a la sociedad por el daño causado al cometer el delito, y aunque es el argumento que me motiva a defender mi posición, se podría ver como una venganza y no como justicia.

Y por último, y no menos importante, es el supuesto efecto disuasorio. Existen investigaciones al respecto, que intentan demostrar que en los países donde se admite la pena capital, se han reducido el número de homicidios, pero otros estudios demuestran con datos objetivos que no es la realidad. En los países donde hace más de una década se abolió la pena de muerte, el índice de homicidios se redujo, no queriendo decir esto que estuviese relacionado, pero lo que si está claro es que no incidió en un aumento de los mismos.


Otra cuestión que nos planteamos, una vez abierto el debate familiar, fue el origen y las oportunidades, educación y amor recibido por estas personas que realizan actos que nos parecen merecedores de la pena capital. Una vez nacemos ¿tenemos todos un punto de partida igual, y está en nuestra elección elegir el mal o el bien? o por el contrario ¿ nuestros orígenes y entornos no hacen malas personas? o quizás sea un conjunto de todo en algunos casos.


¿Por qué la pena de muerte no está implantada en todos los países del mundo?

Porque entiendo que si los países democráticos se fundamentan en el respeto de los derechos y libertades de los ciudadanos, ningún gobierno debería permitir la privación del derecho a la vida de ninguna persona.

Por otro lado, cuando pensamos en la aplicación de la pena de muerte, nos viene a la mente el sistema judicial americano, el cual hemos visto en infinidad de películas, con su supuesta garantía procesal ,pero la realidad es que existen muchos países donde los sistemas de Justicia son poco imparciales, donde se obtienen confesiones sin garantías, incluso en ocasiones sin asistencia de letrados o mediante tortura. Y habiendo indagado al respecto, incluso en el sistema americano, el nivel económico de los condenados influye a la hora de aplicarles la pena capital. Es decir, el hecho de poder acceder a un buen abogado, reduce las posibilidades de llegar a sufrir la pena de muerte.


Y con todo lo expuesto, añadir que hay un argumento con mucho peso desde mi punto de vista, que es la irreversibilidad de este castigo, es decir, en caso de error no cabe la rectificación. Un preso , demostrando su inocencia, podría salir de prisión, pero una persona ejecutada ya nunca tendría esa oportunidad.


Para un juez, no supone lo mismo condenar a un acusado a ir a la cárcel y decidir cuántos años pasará en ella, que decidir si merece la muerte.



Como conclusión a todos estos argumentos y reflexiones, si bien sigo creyendo en la pena de muerte, considero que no hay suficientes garantías para su aplicación. Los recursos económicos o el país en el que se aplica a un condenado, resulta subjetivo para su justa aplicación. Por lo que como dijo en una ocasión el filósofo Maimónides “Es mejor y más satisfactorio liberar a mil culpables que sentenciar a muerte a un inocente”


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