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  • Departamento de Filosofía

IGUALDAD DE DERECHOS Y OPORTUNIDADES, por Alba Botija, 1º BAH

La igualdad de derechos y oportunidades es un ideal utópico que se basa en la convicción de que todo ser humano, sean cuales sean sus peculiaridades personales, ha de gozar de las condiciones que le permitan llevar una vida digna. Es la defensa de una justa distribución de riquezas y una efectiva y legal igualdad de oportunidades. Por ideal utópico, entendemos como el proyecto deseable de muy difícil realización. Entonces, si la igualdad es deseable, ¿por qué es de difícil realización?


En primer lugar cabe destacar que los derechos humanos se caracterizan por ser inherentes a la naturaleza humana, es decir, no pueden ser negados por ninguna institución, tampoco por el Estado. Deben garantizar el respeto y protección de todo individuo, además de ser universales, es decir, válidos para toda persona en cualquier tiempo y espacio.


En segundo lugar cabe destacar que por muy inherente a la naturaleza humana que sean los derechos humanos, es cierto que la igualdad de derechos y oportunidades no se cumple en todos los países, de hecho, diría con total convicción que no se cumplen por completo en ninguno. Me explico: la igualdad de derechos, por ejemplo, entre hombres y mujeres, en muchos casos no se da. Uno de los casos más destacados es en Irán; las mujeres cobran hasta un 75% menos al mes que los hombres, ingresando al año un total aproximado de 4.000€, frente a los 21.000€ que ganan ellos. Esto se debe a una clara discriminación que sufren las mujeres. Pero no hace falta irse muy lejos, en España, aunque haya incrementado la presencia de la mujer, los cargos de dirección sólo son ocupados por el 27% de las mujeres, y salta a la vista que algo pasa para que se dé un porcentaje tan bajo.


Otro ejemplo podría ser el derecho a la educación. Los niños españoles tienen el derecho y la obligación de ir a escuela hasta los 16 años, edad además que deben cumplir para poder empezar a trabajar. Sin embargo, en Yemen los niños y niñas no van a la escuela, están sometidos a la explotación infantil. En Nepal podemos ver ambas situaciones: los niños y niñas trabajan, algo que no se debería permitir de ninguna de las maneras, pero además, son más el número de niñas que trabajan que de niños, pues consideran que los varones representan el futuro de la familia, y por ello se apuesta por su formación y educación. Casos como estos hay infinitos. En el momento en que un ser humano se siente humillado, despreciado y no tiene una vida digna, quiere decir que su comunidad no está jugando en un papel de igualdad de derechos y oportunidades. Por eso, sin tener que ocurrir en actos prolongados en el tiempo, cualquier gesto de desprecio o comentario desfavorable es también discriminación, ya sea directa o indirectamente, y esas bases tan necesarias no las tienen muy bien asentadas muchos personas.


En definitiva, podemos afirmar que la igualdad se complementa con el principio de la no discriminación, en el que se basan todos los tratados de los derechos humanos, pues trata de evitar la exclusión, preferencia o distinción de todo individuo. Independientemente de la ética que proporciona cada sistema, cada individuo tiene una moral y somos dueños de la misma, por lo que ética y moral sí pueden entrar en contradicción. El motivo por el que es difícil conseguir una igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas es que cada individuo tiene una moral y, en algunos casos no le lleva al buen camino, siendo así inmoral.


Por Alba Botija, 1º BAH


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