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  • Departamento de Filosofía

¿ES NECESARIO?, por Elena Chinillach, 2º Bach.

Actualizado: 20 ene 2020

¿Es necesario que me sigas? ¿Es necesario que me persigas por todas las calles hasta llegar a mi portal? Si te pudieras ver como te veo yo, te juro que no lo harías ni una sola, pero ni una sola vez, ni una sola vez… Si supieras cómo me haces sentir cuando me siento en el metro, cansada, con los pies reventados, con la autoestima por los suelos, no comenzarías a hacerte una paja descaradamente. ¡Ay, si te pudieras poner en mi piel!. ¡Ay, si pudieras solo por un segundo comprender el daño que me estás haciendo!. ¡Ay, si pudieras sentir el miedo que siento cuando apareces!.

A las 5 de la mañana después de una fiesta me seguiste durante 10 minutos, durante 10 horas, durante 10 días, durante 10 años, durante 10 lustros… A las 5 de ma mañana me seguías; tú me seguías, tú me atemorizabas, tú me dañabas, tú me hiciste correr por toda la Canyada. A las 5 de la mañana me sacaste de mi felicidad para empezar a seguirme por todas las calles que pisabas. ¡Ay, si pudieras comprender por una vez todo el daño que me haces!, ¡ay si por un momento pensaras con tu cabeza en vez de con tu polla!. Te lo prometo, que ni una más, ninguna, nunca jamás, simplemente no lo volverías a hacer otra vez.

Era verano y yo iba con pantalones cortos y con una camiseta simple y tú me gritaste, tú me amedrentaste, tú con tus idiotas amigos decidisteis denigrar a una mujer que iba sola por la calle, tú me heriste. Esa tarde de verano, el calor sofocante de poniente era lo mejor que me podía pasar comparado con tu acoso; esa tarde de verano, el sudor pegajoso por todo mi cuerpo no era de calor de poniente, era de miedo a que te bajarás de aquel Opel. ¡Ay, si tuvieras una mínima de decencia!. ¡Ay, si vieras el ridículo que nos haces pasar!. ¡Ay, si supieras que a nadie consigues alegrar!. ¡Ay, si supieras que con acoso a ningún sitio vas a llegar!. ¡Ay, si supieras que eres la causa de mi muerte, su muerte, nuestra muerte!. La causa de nuestras heridas y frustraciones. La causa de nuestros horrores y pesadillas.

Elena Chinillach, 2º de Bachillerato

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