A lo largo de nuestra historia, según por las épocas que hemos ido pasando, han sido muchas las concepciones acerca del arte y la salud mental que hemos tenido. Nos hemos cuestionado diversos aspectos: cómo afecta el arte en nuestra salud mental, el grado de importancia que damos a ambas, hasta incluso hemos cuestionado a artistas por tener un trastorno mental. Sin embargo, ¿podría ser que el hecho de tener un trastorno mental, fuera lo que hace creativos a estos artistas? ¿Y no los denominamos también genios a muchos de ellos? A continuación, explicaremos la línea que separa a estos dos términos, apoyándonos en argumentos de filósofos como Nietzsche o Freud y artistas como Van Gogh o Goya:
Para comenzar, hemos de tener clara la importancia del arte en nuestro día a día. Solo hemos de fijarnos en la situación que vivíamos hace poco más de dos meses y compararla con la actual. Asignaturas como música, educación física o plástica, siempre se han infravalorado, no les dábamos tanta importancia. Sin embargo ahora nuestro día a día está repleto de estas: hacemos deporte, escuchamos música o vemos películas y series, por ejemplo. Algo parecido ocurre con la salud mental. Siempre ha sido importante en nuestra vida, pero ahora le damos mucha más importancia en el sentido de que queremos llevar estas semanas lo mejor posible. ¿Podríamos decir entonces que la salud mental influye a la hora de hacer arte? Si hay algo que podemos afirmar, es que el arte necesita una mano creativa. Pero, ¿son igual de creativos el genio y el loco? A continuación lo veremos.
El genio es el que tiene una capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables. Diríamos, entonces, que es alguien muy imaginativo, con gran capacidad creativa. ¿Y quién hay más imaginativo que el loco? El loco es el que ha perdido toda la capacidad de razonar, alguien de poco juicio, imprudente y disparatado. ¿Pero, el hecho de que haya perdido la razón significa que no le es posible crear? El escritor, economista y político Eduard Punset nos afirma que hay una distancia muy corta entre la genialidad y la locura, y que además “el genio y el loco tienen la capacidad los dos de generar hipótesis nuevas porque pueden desconectar de las reglas y generar asociaciones que los demás no pueden”. Punset defendía que la diferencia entre ambos términos es que las predicciones del genio cuadran con la realidad y las del loco en cambio, no. ¿Y qué
tienen que ver la filosofía y el arte con todo esto?
La filosofía ha mantenido a lo largo de la historia una estrecha relación con el arte. Ambas comparten un mismo propósito: expresar y conocer, y quedan abiertas a nuevas perspectivas u opiniones. Así, vemos cómo a lo largo de la historia, el ser humano ha expresado sus preocupaciones o pensamientos por medio de distintas manifestaciones artísticas. Esto lo vemos muy claro con Nietzsche, filósofo y escritor del S.XIX. En su primer libro “El nacimiento de la tragedia desde el espíritu de la música”, empieza a moldear su filosofía, influida por Schopenhauer y la música de Richard Wagner.
Otros autores de la Antigüedad se hicieron oír en este ámbito, como el filósofo romano Séneca, que nos decía que “jamás ha habido un talento sin un toque de locura”. Por otro lado, Platón nos indicaba la existencia de dos tipos de locuras: la locura clínica, que podríamos considerar como una esquizofrenia; y la locura creativa, la inspiración o imaginación más allá de lo que podemos observar. Pero las cavilaciones de Platón no acaban aquí ya que es él quien nos dice en su obra Fedro que “el delirio es cualquier cosa menos un mal: es uno de los mayores dones de los dioses”. También su discípulo Aristóteles, afirma que es solo bajo ataques de locura cuando muchos se convierten en artistas. Ya en el siglo XX, Sigmund Freud dijo que “el arte, es una especie de terapia pero no solo para el individuo que contempla la obra, sino también para el artista que tiene deseos reprimidos”. Con esta afirmación, pretende expresar la importancia del arte y cómo
tiene una influencia positiva sobre la salud mental.
Si comenzamos a analizar esto con la historia del arte, nos damos cuenta de que son mayoritariamente los genios-locos los que destacan en el arte. Podríamos decir que la locura viste bien en el mundo del arte. Hemos visto y vemos a lo largo de nuestra historia, decenas de artistas con trastornos mentales. Vamos a destacar algunos de ellos.
El pintor Goya padecía de un síndrome denominado Síndrome de Susac, una enfermedad rara que se caracteriza por pérdida de memoria, confusión, desorientación, trastornos de comportamiento, cambios de personalidad y psicosis. De la aparición de este trastorno en Goya, nacieron sus famosas pinturas negras, en parte también por los sucesos de su época.
Otro ejemplo lo vemos en Van Gogh: sufría esquizofrenia, alucinaciones con estados agudos de confusión y amnesia, y además, trastorno bipolar. Sin embargo, a pesar de que nunca fue aceptado, no vendió un solo cuadro y murió de pobre, pintó sus mejores cuadros en la fase más aguda de su enfermedad, y ahora es considerado uno de los pintores más importantes del postimpresionismo.
Podemos llegar a la conclusión pues, de que el arte y la salud mental, han sido dos aspectos muy importantes a lo largo de la historia del ser humano, y aunque en los últimos tiempos este primero se haya menospreciado, esperamos que con la situación que estamos viviendo, lo empecemos a valorar como se merece. En relación a esto, el artista plástico Jorge de los Santos nos afirma que “el mayor estímulo para la locura es el arte”. No todos los genios están locos, ni todos los locos tienen porque ser unos genios. Entonces ¿es imprescindible la locura para crear? Obviamente no, pero estar loco, tampoco es algo de lo que un artista se tenga que avergonzar.
Por Vicky Botija y Carla Pérez, 1º BAH
"Estar loco no es algo de lo que un artista se tenga que avergonzar", una frase con mucha "miga". Muy buena reflexión